Situación de la enseñanza de la
matemática en Costa Rica
Erick Picado Esquivel
Profesor de Matemática
Egresado del Instituto Tecnológico de Costa rica
Para nadie es un secreto que la matemática a nivel
nacional es la materia más temida, la que menos adeptos tiene, la de los
profesores más odiados, por algo aquello de la matemafobía[1]
colectiva, una enfermedad acerca del temor a la matemática, transmitida por herencia de generación en generación. Es
fácil escuchar a un padre de familia decirle a su hijo: “tranquilo, a mí nunca
me fue bien en mate”, o “la materia más difícil es matemática, con esa materia ten
cuidado, la mayor parte de la gente tiene problemas con los números”. Este
panorama se ha mantenido en el transcurso de los años, generaciones completas
lo han visto así. Una frase un poco cómica que revela esto: “Las matemáticas son una ciencia exacta: siempre sabes que
las vas a suspender”; para la gente es común reprobar matemáticas, podríamos
decir basados en estas frases que la situación de la enseñanza de la matemática
es muy deficiente, ya que durante muchos años no se ha podido cambiar esta manera
de pensar, pero las causas de la matemafobía no solo se debe estas razones, ,
analicemos varios aspectos que tienen que ver con el proceso de enseñanza y
aprendizaje de esta ciencia exacta tan importante en nuestras vidas.
Los estudiantes:
Si una persona conversa con los
estudiantes acerca de la materia de matemáticas y sus opiniones con respecto a
ella puede escuchar una gran cantidad de adjetivos positivos y negativos, para
algunos es demasiado difícil y no lo logran entenderle al profesor; otros la
ven como un reto y aunque no les gusta, el sacar buenas notas les genera una
gran satisfacción; y otros la califican como excelente, como una motivación al
pensamiento, tienen una visión clara de su importancia y de lo que pueden
lograr con ella. Entonces si tenemos todas estas opiniones talvez la situación
no es tan caótica, el problema es que nosotros, los docentes, le damos mayor
importancia a los del tercer tipo de opiniones, cuando debemos potenciar ese
tipo de ideas en todo tipo de estudiante, cuando logremos eso la situación irá
mejorando paulatinamente. ¿Se podrá lograr un cambio en todos los estudiantes?
Seguramente no, pero el hecho no está en llegar a todos, sino a la mayoría, y
así lograr que cambie la visión que se tiene, que esta minoría motive con sus
logros y participación un aumento en el
rendimiento de todos sus compañeros.
El profesor Mario Marín en un artículo en el periódico
la Nación del 3 de abril de 2011, comento lo siguiente: “Cuando la matemática se instrumentaliza, pierde la
belleza que tiene y eso genera que los estudiantes no le tengan amor. A quienes
les gusta entender, cuando lo logran se sienten felices. Uno se encuentra a
muchos alumnos y les explica algo y ellos dicen ‘hasta ahora lo entiendo’ y fue
porque siempre se instrumentalizó mucho”[2]
Hay que generar esa felicidad en los estudiantes, buscar las estrategias
pedagógicas matemáticas de mayor significado para ellos.
Los docentes:
En el análisis de esta situación los
sujetos más influyentes siempre serán los profesores de la materia, ya que en
ellos recae mucho de la situación actual de la enseñanza de la matemática, somos los primeros responsables, que los
estudiantes aprecien o no nuestra materia, la interiorización de las matemática
depende mucho de la manera en que nosotros les hagamos llegar la información,
como así lo expone en el ensayo “El profesor tradicional y el docente del
futuro”[3]
donde se habla acerca de esta función influyente del docente, de cómo el
cambiar nuestra manera de enseñar también puede cambiar la manera en que el
estudiante piensa y aprende. Aún nuestra de manera de dirigirnos al estudiante
como persona, respetar sus diferencias, su estilo de aprender, valorar a cada
uno y reconocer el esfuerzo son parte esencial en el cambio de mentalidad hacia
el aprecio de la matemática. El uso de amenazas por parte del docente, la
humillación del estudiante, la crítica negativa, los prejuicios sobre la
capacidad de un estudiante entre otras formas de presionar para lograr un mejor rendimiento, más bien
crean un ambiente de tensión y estrés que desfavorece la asimilación de los
procesos matemáticos, ya que bajo presión nadie puede aprender. Así,la suma de
un ambiente agradable y motivador junto a un profesor preparado darán mejores
resultados.
Los programas:
Si algo tenemos claro todos los que
trabajamos en el área de la enseñanza, es que los programas a seguir determinan
mucho de lo que se puede hacer en las aulas, aunque no definen el resultado o
el impacto logrado en los estudiantes. Los actuales programas de matemática están
sobrecargados, el docente debe tomar una decisión entre ver cantidad o calidad.
Esto lo reafirma el mismo Leonardo Garnier, Ministro de Educación en el
artículo de La Nación del 3 de abril de 2011[4]:
“Habrá más énfasis en la
profundidad del programa que en la cantidad de contenidos, para que así el
estudiante comprenda”, esto lo dijo hablando de los nuevos programas que se
están planteando para el futuro de la educación, los cuales se espera entren a
funcionar en los próximos años.
Posiblemente, si los docentes contamos con estos
nuevos programas, tendremos un cambio en la situación actual de la enseñanza, siempre
cuando también cambiemos la manera en que lo implementamos en las clases, es
decir, la planificación versus tiempo, instrumentos utilizados, técnicas y
métodos que favorezcan al estudiante, sino seguiremos con los mismos problemas
de aceptación actuales pues aunque los nuevos programas propongan menos
contenidos no significa un descuido de la metodología, de la planificación y de
la atención a las necesidades de cada comunidad educativa.
Las pruebas de bachillerato:
Las pruebas de bachillerato, en mi opinión
personal, ya no pueden considerarse un elemento de medición de los estudiantes,
en algunos casos se han convertido en la barrera que deben vencer para llegar a
la universidad, para algunos estudiantes
de matemática ha dejado de importar la manera en que se gane, siempre y
cuando el resultado sea positivo. Y esta nueva cultura no ha dejado de tener
relación con la forma en que se enseña matemática, ya que los mismos docentes
tienen como fin que los estudiantes pasen la prueba, entonces todo el planeamiento
va en referencia a esto descuidando otras áreas que hacen del futuro bachiller
una persona más integral. Las ofertas privadas de institutos que prometen y
anuncian cursos donde con el uso exclusivo de la calculadora se puede pasar la
prueba de bachillerato, han hecho que los profesores no solo luchemos contra el
miedo a nuestra materia, sino que también luchemos contra la indiferencia a la
verdadera forma de hacer los ejercicios, desmejorando la memoria y el análisis.
¿Cuál de nosotros no ha escuchado las frases “profe eso se puede hacer en
calcu” o “para que voy a perder mi tiempo haciéndolo así, si con la calcu sale
fácil”? Entonces aunque nos esforcemos por motivar a nuestros estudiantes para
sean más críticos y analicen la información, se ve socavada con este tipo de
instituciones que promueven metodologías que apelan al menor esfuerzo.
Para algunos, esa lucha se da todos los días en las
aulas, con los grados mayores de secundaria, pero hay una consecuencia más
trágica que habla del rendimiento de los estudiantes, y que muchas veces se le
culpa a la forma en que se enseña la materia, pero siento que tiene que ver más
con esta necesidad de pasar las pruebas a cualquier costo, aunque sea a pura
calculadora: cuando nuestros estudiantes se dirigen a las universidades y se
les pide no utilizar medios electrónicos, ósea hacer los ejercicios como se
dice popularmente “a mano” vemos las gran deficiencia que se tiene. Con
respecto a esto encontré un artículo del lunes 19 de febrero del 2007 que habla
que el 80% de los estudiantes no pasan el examen de la UCR sin calculadora, Carlos Arce Salas, director de la escuela de
Matemática de la UCR en ese momento comentó lo siguiente: “el uso de la
calculadora es una de las razones que puede provocar esta abismal diferencia de
calificaciones entre el examen de la UCR y el de bachillerato del MEP. La
calculadora pasó de ser una herramienta para facilitar cálculos a un recurso
para 'pasar el examen', sin que se requiera aprender Matemática. Esto porque
más profesores de los que se desea aceptar, en vez de usarla para favorecer el
aprendizaje de Matemática, entrenan a sus estudiantes con una serie de trucos
para que adivinen las respuestas correctas del examen"[5]
Podemos ver que al final, en lugar de medir el conocimiento de los
estudiantes, la prueba de bachillerato más bien ha producido la disminución de
la calidad del estudiante con respecto al verdadero manejo de los procesos.
Otro aspecto a considerar es el temor que las pruebas generan en los
estudiantes y que hace la búsqueda de este tipo de recursos que les proporcione
mayor seguridad de aprobarlas, entonces, me parece, que el profesor deberá
preveer este sentimiento e ir trabajando junto con los contenidos , técnicas
para el manejo de la presión para que el estudiante se sienta más seguro cuando
llegue el momento de la aplicación de las pruebas.
¿Cuál
es la situación actual de la enseñanza de la matemática?
A manera de conclusión, luego de analizar los aspectos
antes expuestos, podemos decir que nos encontramos en un momento crítico, donde
un cambio se hace necesario, este cambio debe empezar desde la educación primaria,
quitándole al estudiante ese miedo por la matemática, esto en conjunto con
docentes que inspiren y motiven a todos sus estudiantes a la búsqueda y el
análisis, utilizando nuevos programas que justamente le permitan a los docentes
trabajar con mayor tiempo los temas y así poder profundizar, con más prácticas
y ejercicios en las aplicaciones, logrando una enseñanza significativa. Las
pruebas de bachillerato deben replantearse, un estudiante debe reflejar su
conocimiento, su capacidad deductiva, no el manejo de una gran serie de trucos
de calculadora, obteniendo así jóvenes que se pueden desenvolver de la misma
manera en la universidad. Todo esto es necesario, pero implica un trabajo
conjunto de todos los organismos involucrados en el proceso.
Mientras estas situaciones no sucedan a nivel macro,
nos queda a cada uno de nosotros como docentes el velar porque estos factores
cambien, iniciando con nuestros
estudiantes, puede ser que no sea un cambio significativo a nivel nacional,
pero recordemos que el cambio empieza por una persona a la vez. Tenemos la
capacidad para que en nuestras aulas el
nivel de la enseñanza sea de calidad, podemos cambiar la manera motivando a
cada uno para que celebre cada logro, cada esfuerzo, no valorado con un número
o promedio, sino la satisfacción del aprendizaje y ese será
nuestro éxito personal.
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