jueves, 17 de mayo de 2012


Situación de la enseñanza de la matemática en Costa Rica

Erick Picado Esquivel

Profesor de Matemática

Egresado del Instituto Tecnológico de Costa rica



Para nadie es un secreto que la matemática a nivel nacional es la materia más temida, la que menos adeptos tiene, la de los profesores más odiados, por algo aquello de la matemafobía[1] colectiva, una enfermedad acerca del temor a la matemática, transmitida  por herencia de generación en generación. Es fácil escuchar a un padre de familia decirle a su hijo: “tranquilo, a mí nunca me fue bien en mate”, o “la materia más difícil es matemática, con esa materia ten cuidado, la mayor parte de la gente tiene problemas con los números”. Este panorama se ha mantenido en el transcurso de los años, generaciones completas lo han visto así. Una frase un poco cómica que revela esto: “Las matemáticas son una ciencia exacta: siempre sabes que las vas a suspender”; para la gente es común reprobar matemáticas, podríamos decir basados en estas frases que la situación de la enseñanza de la matemática es muy deficiente, ya que durante muchos años no se ha podido cambiar esta manera de pensar, pero las causas de la matemafobía no solo se debe estas razones, , analicemos varios aspectos que tienen que ver con el proceso de enseñanza y aprendizaje de esta ciencia exacta tan importante en nuestras vidas.

Los estudiantes:

Si una persona conversa con los estudiantes acerca de la materia de matemáticas y sus opiniones con respecto a ella puede escuchar una gran cantidad de adjetivos positivos y negativos, para algunos es demasiado difícil y no lo logran entenderle al profesor; otros la ven como un reto y aunque no les gusta, el sacar buenas notas les genera una gran satisfacción; y otros la califican como excelente, como una motivación al pensamiento, tienen una visión clara de su importancia y de lo que pueden lograr con ella. Entonces si tenemos todas estas opiniones talvez la situación no es tan caótica, el problema es que nosotros, los docentes, le damos mayor importancia a los del tercer tipo de opiniones, cuando debemos potenciar ese tipo de ideas en todo tipo de estudiante, cuando logremos eso la situación irá mejorando paulatinamente. ¿Se podrá lograr un cambio en todos los estudiantes? Seguramente no, pero el hecho no está en llegar a todos, sino a la mayoría, y así lograr que cambie la visión que se tiene, que esta minoría motive con sus logros y participación  un aumento en el rendimiento de todos sus compañeros.

El profesor Mario Marín en un artículo en el periódico la Nación del 3 de abril de 2011, comento lo siguiente: “Cuando la matemática se instrumentaliza, pierde la belleza que tiene y eso genera que los estudiantes no le tengan amor. A quienes les gusta entender, cuando lo logran se sienten felices. Uno se encuentra a muchos alumnos y les explica algo y ellos dicen ‘hasta ahora lo entiendo’ y fue porque siempre se instrumentalizó mucho”[2] Hay que generar esa felicidad en los estudiantes, buscar las estrategias pedagógicas matemáticas de mayor significado para ellos.

Los docentes:

En el análisis de esta situación los sujetos más influyentes siempre serán los profesores de la materia, ya que en ellos recae mucho de la situación actual de la enseñanza de la matemática,  somos los primeros responsables, que los estudiantes aprecien o no nuestra materia, la interiorización de las matemática depende mucho de la manera en que nosotros les hagamos llegar la información, como así lo expone en el ensayo “El profesor tradicional y el docente del futuro”[3] donde se habla acerca de esta función influyente del docente, de cómo el cambiar nuestra manera de enseñar también puede cambiar la manera en que el estudiante piensa y aprende. Aún nuestra de manera de dirigirnos al estudiante como persona, respetar sus diferencias, su estilo de aprender, valorar a cada uno y reconocer el esfuerzo son parte esencial en el cambio de mentalidad hacia el aprecio de la matemática. El uso de amenazas por parte del docente, la humillación del estudiante, la crítica negativa, los prejuicios sobre la capacidad de un estudiante entre otras formas de presionar  para lograr un mejor rendimiento, más bien crean un ambiente de tensión y estrés que desfavorece la asimilación de los procesos matemáticos, ya que bajo presión nadie puede aprender. Así,la suma de un ambiente agradable y motivador junto a un profesor preparado darán mejores resultados.





Los programas:

Si algo tenemos claro todos los que trabajamos en el área de la enseñanza, es que los programas a seguir determinan mucho de lo que se puede hacer en las aulas, aunque no definen el resultado o el impacto logrado en los estudiantes. Los actuales programas de matemática están sobrecargados, el docente debe tomar una decisión entre ver cantidad o calidad. Esto lo reafirma el mismo Leonardo Garnier, Ministro de Educación en el artículo de La Nación del 3 de abril de 2011[4]: “Habrá más énfasis en la profundidad del programa que en la cantidad de contenidos, para que así el estudiante comprenda”, esto lo dijo hablando de los nuevos programas que se están planteando para el futuro de la educación, los cuales se espera entren a funcionar en los próximos años.

Posiblemente, si los docentes contamos con estos nuevos programas, tendremos un cambio en la situación actual de la enseñanza, siempre cuando también cambiemos la manera en que lo implementamos en las clases, es decir, la planificación versus tiempo, instrumentos utilizados, técnicas y métodos que favorezcan al estudiante, sino seguiremos con los mismos problemas de aceptación actuales pues aunque los nuevos programas propongan menos contenidos no significa un descuido de la metodología, de la planificación y de la atención a las necesidades de cada comunidad educativa.

Las pruebas de bachillerato:

Las pruebas de bachillerato, en mi opinión personal, ya no pueden considerarse un elemento de medición de los estudiantes, en algunos casos se han convertido en la barrera que deben vencer para llegar a la universidad, para algunos estudiantes  de matemática ha dejado de importar la manera en que se gane, siempre y cuando el resultado sea positivo. Y esta nueva cultura no ha dejado de tener relación con la forma en que se enseña matemática, ya que los mismos docentes tienen como fin que los estudiantes pasen la prueba, entonces todo el planeamiento va en referencia a esto descuidando otras áreas que hacen del futuro bachiller una persona más integral. Las ofertas privadas de institutos que prometen y anuncian cursos donde con el uso exclusivo de la calculadora se puede pasar la prueba de bachillerato, han hecho que los profesores no solo luchemos contra el miedo a nuestra materia, sino que también luchemos contra la indiferencia a la verdadera forma de hacer los ejercicios, desmejorando la memoria y el análisis. ¿Cuál de nosotros no ha escuchado las frases “profe eso se puede hacer en calcu” o “para que voy a perder mi tiempo haciéndolo así, si con la calcu sale fácil”? Entonces aunque nos esforcemos por motivar a nuestros estudiantes para sean más críticos y analicen la información, se ve socavada con este tipo de instituciones que promueven metodologías que apelan al menor esfuerzo.

Para algunos, esa lucha se da todos los días en las aulas, con los grados mayores de secundaria, pero hay una consecuencia más trágica que habla del rendimiento de los estudiantes, y que muchas veces se le culpa a la forma en que se enseña la materia, pero siento que tiene que ver más con esta necesidad de pasar las pruebas a cualquier costo, aunque sea a pura calculadora: cuando nuestros estudiantes se dirigen a las universidades y se les pide no utilizar medios electrónicos, ósea hacer los ejercicios como se dice popularmente “a mano” vemos las gran deficiencia que se tiene. Con respecto a esto encontré un artículo del lunes 19 de febrero del 2007 que habla que el 80% de los estudiantes no pasan el examen de la UCR sin calculadora, Carlos Arce Salas, director de la escuela de Matemática de la UCR en ese momento comentó lo siguiente: “el uso de la calculadora es una de las razones que puede provocar esta abismal diferencia de calificaciones entre el examen de la UCR y el de bachillerato del MEP. La calculadora pasó de ser una herramienta para facilitar cálculos a un recurso para 'pasar el examen', sin que se requiera aprender Matemática. Esto porque más profesores de los que se desea aceptar, en vez de usarla para favorecer el aprendizaje de Matemática, entrenan a sus estudiantes con una serie de trucos para que adivinen las respuestas correctas del examen"[5]

Podemos ver que al final, en lugar de medir el conocimiento de los estudiantes, la prueba de bachillerato más bien ha producido la disminución de la calidad del estudiante con respecto al verdadero manejo de los procesos.

Otro aspecto a considerar es el temor que las pruebas generan en los estudiantes y que hace la búsqueda de este tipo de recursos que les proporcione mayor seguridad de aprobarlas, entonces, me parece, que el profesor deberá preveer este sentimiento e ir trabajando junto con los contenidos , técnicas para el manejo de la presión para que el estudiante se sienta más seguro cuando llegue el momento de la aplicación de las pruebas.

¿Cuál es la situación actual de la enseñanza de la matemática?

A manera de conclusión, luego de analizar los aspectos antes expuestos, podemos decir que nos encontramos en un momento crítico, donde un cambio se hace necesario, este cambio debe empezar desde la educación primaria, quitándole al estudiante ese miedo por la matemática, esto en conjunto con docentes que inspiren y motiven a todos sus estudiantes a la búsqueda y el análisis, utilizando nuevos programas que justamente le permitan a los docentes trabajar con mayor tiempo los temas y así poder profundizar, con más prácticas y ejercicios en las aplicaciones, logrando una enseñanza significativa. Las pruebas de bachillerato deben replantearse, un estudiante debe reflejar su conocimiento, su capacidad deductiva, no el manejo de una gran serie de trucos de calculadora, obteniendo así jóvenes que se pueden desenvolver de la misma manera en la universidad. Todo esto es necesario, pero implica un trabajo conjunto de todos los organismos involucrados en el proceso.

Mientras estas situaciones no sucedan a nivel macro, nos queda a cada uno de nosotros como docentes el velar porque estos factores cambien, iniciando  con nuestros estudiantes, puede ser que no sea un cambio significativo a nivel nacional, pero recordemos que el cambio empieza por una persona a la vez. Tenemos la capacidad para que  en nuestras aulas el nivel de la enseñanza sea de calidad, podemos cambiar la manera motivando a cada uno para que celebre cada logro, cada esfuerzo, no valorado con un número o promedio, sino la satisfacción del aprendizaje  y ese será  nuestro éxito personal.











[1] http://neoparaiso.com/logo/matemafobia.html
[3] http://atisbosalahistoriadelamatematica.blogspot.com/2012/03/erick-picadoesquivel-docente-en-el-area.html
[4] http://www.nacion.com/2011-04-03/ElPais/Relacionados/ElPais2735813.aspx

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