José Alejandro
Vásquez Loría
Historia de las
matemáticas
EL PROFESOR TRADICIONAL Y EL
DOCENTE FUTURO
El
mundo es cambiante, la sociedad es cambiante, todos los aspectos que afectan al
ser humano están en un continuo cambio, y la educación no está exenta de ello.
Desde los mundos antiguos hasta la actualidad la educación a sido un eje
primordial en la sociedad que a la vez se ha visto modificada a lo lardo de los
tiempos por la sociedad misma, desde los antiguos griegos y su búsqueda
incesante de conocimiento y de entendimiento del mundo que nos rodea, pasando
por la edad media en donde el conocimiento es adquirido por fe en Dios de una
manera dogmática, pasando por el renacimiento y la ilustración retomando los
ideales griegos, hasta llegar a nuestra era en donde lo que nos marca ahora
como sociedad es el incesante cambio tecnológico. Cada una de estas etapas ha
marcado y modificado a la educación, sin embargo, pareciera que la educación
actual se resiste en cierta manera a evolucionar con la sociedad actual.
En
su esencia más simple, el profesor es quien tiene el conocimiento y lo
transmite a sus alumnos, el profesor tradicional se queda con este simple acto
educativo, en donde el docente expone de manera magistral el conocimiento y el
estudiante debe repetir lo escuchado y memorizarlo. ¿Tendrá pues el estudiante
una conciencia real de lo que está repitiendo? ¿Comprenderá realmente el
significado y la importancia del conocimiento memorizado?
En
respuesta a estas preguntas, es importante recalcar que repetir y memorizar no
implican comprender, pues por ejemplo, podemos repetir continuamente una
palabra en otro idioma hasta memorizarla perfectamente, sin embargo esto no es
suficiente para entender su significado. Esto evidencia un gran vacío en la
visión tradicional de la educación pues se preparan personas que son capaces de
“recitar” conceptos pero no de entender realmente su significado, entonces,
¿Qué tan real es el conocimiento adquirido de esta forma?
Si
bien es cierto a lo largo del siglo anterior y en lo que llevamos de este siglo
han aparecido diversas corrientes de pensamiento educacional y en cada una de
ellas diversas técnicas de enseñanza, como por ejemplo el humanismo y el
constructivismo, pareciera que estas corrientes nuevas de pensamiento son
menospreciadas prevaleciendo el conductismo como corriente representante de lo
tradicional, de lo magistral, se continua con la idea de que el estudiante es
un simple receptor en el acto educativo y no un participe activo, es un simple
elemento del aula y no el factor más importante del acto educativo.
En
la actualidad, lo que marca a nuestra sociedad es una revolución tecnológica
que cada día sobrepasa límites que hace pocos años atrás jamás nos hubiéramos
imaginado que sería posible, así como la consolidación de derechos primordiales
para todos los seres humanos sin distinción alguna, esto es la equidad, que por
fin a comenzado a consolidarse después de muchos años de lucha.
Es
inconcebible el pensar que estos cambios tan importantes y relevantes para la
sociedad no sean contemplados y asimilados por las tendencias educativas
modernas, y por lo tanto por el profesor actual y de años venideros. ¿Cómo
sería nuestro mundo actual si la educación continuará siendo solo para unos
pocos personajes de la alta sociedad? ¿Cuántos avances hubiéramos perdido si
aun continuáramos con la idea de un conocimiento dogmático? De la misma forma
es válido preguntarnos ¿Qué daño le haremos a la educación, y por tanto a
futuras generaciones, si nos resistimos a cambiar con la sociedad y nos
arraigamos en ideas del pasado, que si bien es cierto en su momento fueron lo
idóneo, pues estaban de acorde a la sociedad, ahora resultan obsoletos pues
ahora vivimos en un mundo muy diferente?
El
docente futuro debe contemplar estos dos grandes cambios, la evolución de los
derechos en equidad y la revolución tecnológica actual, lo primero parece ser que ya ha sido asimilado,
sin embargo, hay detalles algo sutiles que es importante tomar en consideración
y que se contraponen a la visión tradicional del educador. El profesor
tradicional tiende a estar por encima de los estudiantes, es decir, en el
contexto del aula posee un estatus superior, y en el acto educativo no debe
mezclarse con los estudiantes, ya que, el profesor sabe, y por lo tanto el
estudiante solo debe tratar de aprender. En un sistema de equidad, en donde
todos somos iguales, este “estado superior” debe romperse, el acto educativo
debe ser una interacción activa y constante entre el docente y el estudiante,
considerando diversas estrategias psicopedagógicas para sacarle el máximo
provecho al potencial de los estudiantes. Esta interacción debe ser activa,
permitiendo el docente estar en contacto con los estudiantes y así poder
determinar fortalezas para fomentarlas y debilidades para superarlas.
Este
reconocimiento del estudiante permite que el docente elija la estrategia más
adecuada para el desarrollo del acto educativo, logrando así la obtención de un
conocimiento efectivo por parte de los estudiantes, así pues, esto implica que
el docente futuro debe de tener una mentalidad abierta a cambios, ser versátil
en su misión educativa, rompiendo así la rigurosidad de la concepción
tradicional y trascendiendo los límites de esta ideología.
Por
otra parte, las nuevas tecnologías prometen abrir todo un nuevo mundo en
materia educativa, rompiendo así con lo magistral, el nuevo mundo globalizado e
interconectado nos permite inclusive impartir lecciones a estudiantes a varios
kilómetros de distancia.
Desde
una computadora en el aula hasta el uso del internet, estas nuevas herramientas
tecnológicas despliegan una gama de posibilidades y herramientas educativas sin
precedentes, inclusive los ahora teléfonos inteligentes presentes cada vez con
más frecuencia, podrían en un futuro aprovecharse para que, lejos de ser un
distractor para el acto educativo, se conviertan en una herramienta versátil en
el aula.
Ahora
bien, en este marco de revolución tecnológica debemos ser consientes de que las
máquinas, aun con todo su potencial, no pueden reemplazar la capacidad,
versatilidad y adaptabilidad del ser humano, pero, en contraparte, los seres
humanos no podemos ser indiferentes a los cambios tecnológicos, no podemos
simplemente ignorar la tecnología, pues esta se ha convertido en parte de la
vida cotidiana y diariamente estamos en contacto e interacción con ella.
Así
pues, el docente futuro tendrá la tarea de comprender el impacto de las nuevas
tecnologías en la sociedad, con el fin de implementar y crear nuevas
aplicaciones computacionales para estas diversas tecnologías y aprovecharlas de
la mejor manera posible. Sin embargo debemos de tener precaución, pues cada
nueva implementación conlleva un riesgo, y el uso inadecuado de nuevas
tecnologías en el acto educativo podría llevar a que estás tecnologías se
conviertan en el centro de la educación, es decir, que en trasfondo el fin de
la educación se convierta en la simple utilización de una tecnología en lugar
de la obtención del conocimiento.
Para
evitar lo anterior, el docente futuro debe ser consiente de que estás
tecnologías no son una barita mágica que solucionará por si sola todos lo
problemas educacionales, sino, que son herramientas utilizables en las cuales
nos podemos apoyar para desarrollar y mejorar el acto educativo. En este marco,
es imprescindible recordar que una herramienta resulta ser tan útil y eficaz
como los conocimientos que tenga la persona que utiliza dicha herramienta, es
decir, entre mayor conocimiento tengamos de estas herramientas mayor será el
provecho que obtendremos al utilizarlas en el aula.
Así,
el docente futuro no solamente deberá especializarse en su área de
conocimientos, sino que también deberá ser amigo de la tecnología, y como esta
es constantemente cambiante, es necesario que también tenga la conciencia de
actualizar sus conocimientos y así poder estar siempre a la vanguardia de las
nuevas tecnologías y también de la educación.
Finalmente,
después de lo aquí expuesto, se puede concluir que el profesor tradicional y el
docente futuro están en lados opuestos, y con el rápido crecimiento y
desarrollo tecnológico cada día se hace más evidente la necesidad de un cambio
de concepción educativa, cambio que ya se esta viviendo en muchos docentes,
pero que muchos otros se niegan a reconocer y mucho menos se atreven a
implementar, pero que no por esto deja de ser evidentemente necesario. Esta
resistencia al cambio puede deberse a varios factores, como el miedo de
experimentar con algo desconocido pues se lleva muchos años trabajando con la
misma concepción tradicional a pesar de las nuevas corrientes de pensamiento
educacionales que han venido evolucionando desde hace varios años atrás,
también podría deberse a un desconocimiento del alcance de las nuevas
tecnologías en al área educativa, e inclusive podría considerarse un cierto
temor de que las computadoras terminen reemplazando a los docentes. Pero sea
cuál sea el motivo, lo cierto es que este cambio cada día se evidencia como más
necesario, y tarde o temprano debemos dar este paso hacia el futuro, así pues,
el profesor tradicional está destinado ha evolucionar en un nuevo docente, en
un docente capaz de adaptar e implementar los nuevos avances tanto tecnológicos
como sociales a la educación, en otras palabras, el docente tradicional debe
evolucionar en el docente del futuro.
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