sábado, 10 de marzo de 2012

El profesor tradicional y el docente futuro


José Alejandro Vásquez Loría

Historia de las matemáticas

EL PROFESOR TRADICIONAL Y EL DOCENTE FUTURO

El mundo es cambiante, la sociedad es cambiante, todos los aspectos que afectan al ser humano están en un continuo cambio, y la educación no está exenta de ello. Desde los mundos antiguos hasta la actualidad la educación a sido un eje primordial en la sociedad que a la vez se ha visto modificada a lo lardo de los tiempos por la sociedad misma, desde los antiguos griegos y su búsqueda incesante de conocimiento y de entendimiento del mundo que nos rodea, pasando por la edad media en donde el conocimiento es adquirido por fe en Dios de una manera dogmática, pasando por el renacimiento y la ilustración retomando los ideales griegos, hasta llegar a nuestra era en donde lo que nos marca ahora como sociedad es el incesante cambio tecnológico. Cada una de estas etapas ha marcado y modificado a la educación, sin embargo, pareciera que la educación actual se resiste en cierta manera a evolucionar con la sociedad actual.

En su esencia más simple, el profesor es quien tiene el conocimiento y lo transmite a sus alumnos, el profesor tradicional se queda con este simple acto educativo, en donde el docente expone de manera magistral el conocimiento y el estudiante debe repetir lo escuchado y memorizarlo. ¿Tendrá pues el estudiante una conciencia real de lo que está repitiendo? ¿Comprenderá realmente el significado y la importancia del conocimiento memorizado?

En respuesta a estas preguntas, es importante recalcar que repetir y memorizar no implican comprender, pues por ejemplo, podemos repetir continuamente una palabra en otro idioma hasta memorizarla perfectamente, sin embargo esto no es suficiente para entender su significado. Esto evidencia un gran vacío en la visión tradicional de la educación pues se preparan personas que son capaces de “recitar” conceptos pero no de entender realmente su significado, entonces, ¿Qué tan real es el conocimiento adquirido de esta forma?

Si bien es cierto a lo largo del siglo anterior y en lo que llevamos de este siglo han aparecido diversas corrientes de pensamiento educacional y en cada una de ellas diversas técnicas de enseñanza, como por ejemplo el humanismo y el constructivismo, pareciera que estas corrientes nuevas de pensamiento son menospreciadas prevaleciendo el conductismo como corriente representante de lo tradicional, de lo magistral, se continua con la idea de que el estudiante es un simple receptor en el acto educativo y no un participe activo, es un simple elemento del aula y no el factor más importante del acto educativo.

En la actualidad, lo que marca a nuestra sociedad es una revolución tecnológica que cada día sobrepasa límites que hace pocos años atrás jamás nos hubiéramos imaginado que sería posible, así como la consolidación de derechos primordiales para todos los seres humanos sin distinción alguna, esto es la equidad, que por fin a comenzado a consolidarse después de muchos años de lucha.

Es inconcebible el pensar que estos cambios tan importantes y relevantes para la sociedad no sean contemplados y asimilados por las tendencias educativas modernas, y por lo tanto por el profesor actual y de años venideros. ¿Cómo sería nuestro mundo actual si la educación continuará siendo solo para unos pocos personajes de la alta sociedad? ¿Cuántos avances hubiéramos perdido si aun continuáramos con la idea de un conocimiento dogmático? De la misma forma es válido preguntarnos ¿Qué daño le haremos a la educación, y por tanto a futuras generaciones, si nos resistimos a cambiar con la sociedad y nos arraigamos en ideas del pasado, que si bien es cierto en su momento fueron lo idóneo, pues estaban de acorde a la sociedad, ahora resultan obsoletos pues ahora vivimos en un mundo muy diferente?

El docente futuro debe contemplar estos dos grandes cambios, la evolución de los derechos en equidad y la revolución tecnológica actual, lo  primero parece ser que ya ha sido asimilado, sin embargo, hay detalles algo sutiles que es importante tomar en consideración y que se contraponen a la visión tradicional del educador. El profesor tradicional tiende a estar por encima de los estudiantes, es decir, en el contexto del aula posee un estatus superior, y en el acto educativo no debe mezclarse con los estudiantes, ya que, el profesor sabe, y por lo tanto el estudiante solo debe tratar de aprender. En un sistema de equidad, en donde todos somos iguales, este “estado superior” debe romperse, el acto educativo debe ser una interacción activa y constante entre el docente y el estudiante, considerando diversas estrategias psicopedagógicas para sacarle el máximo provecho al potencial de los estudiantes. Esta interacción debe ser activa, permitiendo el docente estar en contacto con los estudiantes y así poder determinar fortalezas para fomentarlas y debilidades para superarlas.

Este reconocimiento del estudiante permite que el docente elija la estrategia más adecuada para el desarrollo del acto educativo, logrando así la obtención de un conocimiento efectivo por parte de los estudiantes, así pues, esto implica que el docente futuro debe de tener una mentalidad abierta a cambios, ser versátil en su misión educativa, rompiendo así la rigurosidad de la concepción tradicional y trascendiendo los límites de esta ideología.

Por otra parte, las nuevas tecnologías prometen abrir todo un nuevo mundo en materia educativa, rompiendo así con lo magistral, el nuevo mundo globalizado e interconectado nos permite inclusive impartir lecciones a estudiantes a varios kilómetros de distancia.

Desde una computadora en el aula hasta el uso del internet, estas nuevas herramientas tecnológicas despliegan una gama de posibilidades y herramientas educativas sin precedentes, inclusive los ahora teléfonos inteligentes presentes cada vez con más frecuencia, podrían en un futuro aprovecharse para que, lejos de ser un distractor para el acto educativo, se conviertan en una herramienta versátil en el aula.

Ahora bien, en este marco de revolución tecnológica debemos ser consientes de que las máquinas, aun con todo su potencial, no pueden reemplazar la capacidad, versatilidad y adaptabilidad del ser humano, pero, en contraparte, los seres humanos no podemos ser indiferentes a los cambios tecnológicos, no podemos simplemente ignorar la tecnología, pues esta se ha convertido en parte de la vida cotidiana y diariamente estamos en contacto e interacción con ella.   

Así pues, el docente futuro tendrá la tarea de comprender el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad, con el fin de implementar y crear nuevas aplicaciones computacionales para estas diversas tecnologías y aprovecharlas de la mejor manera posible. Sin embargo debemos de tener precaución, pues cada nueva implementación conlleva un riesgo, y el uso inadecuado de nuevas tecnologías en el acto educativo podría llevar a que estás tecnologías se conviertan en el centro de la educación, es decir, que en trasfondo el fin de la educación se convierta en la simple utilización de una tecnología en lugar de la obtención del conocimiento.

Para evitar lo anterior, el docente futuro debe ser consiente de que estás tecnologías no son una barita mágica que solucionará por si sola todos lo problemas educacionales, sino, que son herramientas utilizables en las cuales nos podemos apoyar para desarrollar y mejorar el acto educativo. En este marco, es imprescindible recordar que una herramienta resulta ser tan útil y eficaz como los conocimientos que tenga la persona que utiliza dicha herramienta, es decir, entre mayor conocimiento tengamos de estas herramientas mayor será el provecho que obtendremos al utilizarlas en el aula.

Así, el docente futuro no solamente deberá especializarse en su área de conocimientos, sino que también deberá ser amigo de la tecnología, y como esta es constantemente cambiante, es necesario que también tenga la conciencia de actualizar sus conocimientos y así poder estar siempre a la vanguardia de las nuevas tecnologías y también de la educación.

Finalmente, después de lo aquí expuesto, se puede concluir que el profesor tradicional y el docente futuro están en lados opuestos, y con el rápido crecimiento y desarrollo tecnológico cada día se hace más evidente la necesidad de un cambio de concepción educativa, cambio que ya se esta viviendo en muchos docentes, pero que muchos otros se niegan a reconocer y mucho menos se atreven a implementar, pero que no por esto deja de ser evidentemente necesario. Esta resistencia al cambio puede deberse a varios factores, como el miedo de experimentar con algo desconocido pues se lleva muchos años trabajando con la misma concepción tradicional a pesar de las nuevas corrientes de pensamiento educacionales que han venido evolucionando desde hace varios años atrás, también podría deberse a un desconocimiento del alcance de las nuevas tecnologías en al área educativa, e inclusive podría considerarse un cierto temor de que las computadoras terminen reemplazando a los docentes. Pero sea cuál sea el motivo, lo cierto es que este cambio cada día se evidencia como más necesario, y tarde o temprano debemos dar este paso hacia el futuro, así pues, el profesor tradicional está destinado ha evolucionar en un nuevo docente, en un docente capaz de adaptar e implementar los nuevos avances tanto tecnológicos como sociales a la educación, en otras palabras, el docente tradicional debe evolucionar en el docente del futuro.

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